El medio digital CuerpoMente ha realizado un interesante reportaje sobre el posible aumento de la exposición de la ciudadanía a las ondas electromagnéticas por la expansión de la tecnología 5G, que cuenta con el testimonio del director del Laboratorio de Bioelectromagnetismo del Centro de Tecnología Biomédica en la Universidad Politécnica de Madrid, Ceferino Maestu.

Según Maestu, la tecnología 5G, que “de momento ocupará la banda 700 MHz, que era de la TDT, y las actuales del GSM de 900 Mhz y 1800 MHz”, pronto integrará “otras mayores como la 25GHz, 40GHz y 80GHz”. El experto señala que nuestro sistema inmunitario no está preparado para esta ocupación de las nuevas altas frecuencias, y “si no se ponen límites ahora, comenzará a funcionar mal”.

Maestu señala que, en un reciente estudio propio, concluyó que existen grandes diferencias entre la exposición y no exposición de las células a los campos electromagnéticos: “Expusimos las células a 2,5 GHz, que es la frecuencia de emisión en las redes wifi, durante 15 minutos y 3, 6, 9, 15, 21 y 28 horas para ver si había cambios entre ellas. Entre otras cosas, vimos que a partir de las 21 horas de exposición hubo un 71% de reducción en la viabilidad de los fibroblastos [células que sostienen los tejidos]”, explica el director.

Para conocer los efectos de esta exposición continua a las ondas electromagnéticas, Maestu propone el uso de “información dosimétrica personal sobre la cantidad de radiación que recibiremos a lo largo del día”, haciendo hincapié en la utilidad de esta medición para “buscar el origen de algunas enfermedades, así como para ayudar a aquellos que tienen hipersensibilidad electromagnética a controlarla”.